A principios de los noventa el presidente de la cooperativa, Francesc Blanch, salió al extranjero a vender su vino. La aventura fue el primer capítulo de una historia llena de éxitos en todo el mundo.
Francesc Blanch, el presidente de la cooperativa de Capçanes, hace treinta años que aprendió a surcar sobre las olas del mar. Es un campesino atípico a quien le gusta trabajar la tierra para despúes poder disfrutar del mar haciendo windsurf. Quizá por eso el año 1991, cuando aún las cooperativas no salían al extranjero a venderse, decidió irse a París para dar a conocer los vinos que se hacían en esta pequeña bodega del Priorato. «Ofrecí el vino a un señor que era judío y me dijo: un gran vino. Podría ser un gran kosher »,recordaba Blanch esta semana.