La cosecha de los blancos se inició al final de Agosto.
Con un verano muy suave, la uva ha madurado sin contratiempos.
El empleo de pellets de carbónico para inertizar y enfriar todo el recorrido del mosto durante su elaboración, da como resultado unos blancos sutiles y con toques glicéricos.
El tempranillo no ha tenido ningún exceso de carga y una buena fotosíntesis ha dado unos vinos con muy buen color y estructura.
De la syrah con poca producción y gran concentración de polifenoles surge un vino fresco y a la vez potente.
¡Empezaron las lluvias y la garnacha tinta sin cosechar!
¡¡¡Ya tenemos en marcha el nuevo intercambiador de temperatura !!!
Pasamos entre tres y cuatro veces por las cepas para seleccionar las uvas para las distintas elaboraciones.
Las uvas con menos color y graduación, para el rosado frio. Añadimos gas carbónico en todo el proceso.
Las uvas de buena carga para vinos jóvenes, con nuevas técnicas de fermentación (maceración en frio y grano entero).
Uvas de viñas viejas, para vinos de alta gama, macerando con la piel más de un mes para estructurar todos los taninos, limar las asperezas y buscar unos vinos con un amplio espectro de aromas.
Inquietos seguimos esperando los resultados de todos estos cambios y mejoras tanto en la bodega, como en el campo.
El merlot este año ha esperado mucho más tiempo en la cepa sin darnos problemas.
Nos ofrece unos vinos más maduros y con frutas oscuras.
La cariñena ha podido tener un buen ciclo vegetativo, largo y sin contratiempos.
Unas fermentaciones con distintos niveles de frio controlado, numerosos remontajes y “delestages”, intentando sacar el máximo de color, cuerpo y sensaciones aterciopeladas.
Por último, bien entrado Octubre el cabernet tinto, ¡tinto!
¡¡¡ Los resultados prometen!!!
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